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Paradojas en tiempos de crisis (Jordi Gual, en ABC, 7 de noviembre de 2008)

Al hablar de la paradoja del ahorro, del círculo vicioso que puede estar produciéndose en estos momentos en la economía, recuerda este autor que John Maynard Keynes describió la paradoja del ahorro más o menos en los siguientes términos. En momentos de dificultades económicas, los ciudadanos, los empresarios y los agentes económicos en general, incluyendo las administraciones públicas, adoptan una actitud prudente. Vigilan sus gastos, no incurren en grandes compromisos financieros con impacto a medio y largo plazo y, en términos generales, se enfatiza la cultura del ahorro en la sociedad. El sector público también adopta medidas de austeridad, al ver menguados sus ingresos por el entorno recesivo. Lo paradójico es que ese cúmulo de decisiones individuales, lógicas, que responden al buen gobierno de cualquier unidad económica, no conlleva un resultado favorable... Las medidas de ahorro que toma cada uno de los agentes económicos acaban repercutiendo en decisiones de menor consumo, con un impacto negativo en el ritmo de crecimiento. El riesgo es que se genere un círculo vicioso, y que los intentos de ahorro para salir de las dificultades acaben exacerbándolas. En su opinión, es posible evitar ese colapso colectivo no deseado supliendo con demanda pública el colapso del consumo y la inversión privada. El mismo papel podrían jugar todos aquellos agentes económicos que se enfrentan a la crisis con una posición financiera sólida.

Negro rico, negro pobre (F. Álvarez, en La Razón, 7 de noviembre de 2008)

Advierte este autor que nunca tantos oportunistas acudieron en auxilio de un vencedor como ocurre ahora con Barack Obama, pero recuerda que éste no es del PSOE ni del PP ni de IU ni de CC OO ni de UGT ni de CiU ni del PNV ni del BNG, y tiene una remotísima idea de lo que es España. Dice F. Álvarez que una de las consecuencias colaterales de la crisis económica es que, a la fuerza, estamos aprendiendo lo que somos, y no lo que soñábamos que éramos. Se acabó el festín de las vanas fantasías y de las ilusiones doradas, y nos enfrentamos a un realidad dura, difícil, complicada ¿Ha aparecido el verdadero rostro de un país humilde que se cree hidalgo y que es mendigo. Un país en el que Cáritas hace más por los pobres que el Gobierno, y donde los sindicatos se han convertido (ante la perplejidad de Marcelino Camacho o de Nicolás Redondo padre) en negociados del poder que les subsidia con una complicidad de toma y daca. También dice que Barack Obama es, a su modo, de derechas, incluso de ultraderecha en muchas actitudes. Es, afirma, un negro rico, cuando la mayoría de los negros son pobres.

Afganistán, otra verdad incómoda (Araceli Mangas Martín, en El Mundo, 19 de noviembre de 2008)

Las dudas sobre cómo calificar la misión en Afganistán (misión de guerra o misión humanitaria) son cada vez mayores, o están ya despejadas, como piensa Araceli Mangas Martín. Ahora que se percibe una mala evolución de la situación, se multiplican las emboscadas o atentados, y tenemos ante nuestros ojos cifras dramáticas de víctimas (incluyendo un número importante de soldados españoles muertos en Afganistán) el título del artículo de opinión de Araceli Mangas Martín habla por sí solo.

La ingravidez de la ley (F Laporta, en El País, 2 de marzo de 2009)

La ingravidez de la ley (F Laporta, en El País, 2 de marzo de 2009)

En liberlex se ha escrito y se viene insistiendo sobre el mismo problema que aborda certeramente Francisco Laporta (sobre el envilecimiento y la adulteración del Derecho se habla en el artículo ¿Para qué sirve el Derecho inútil? , disponible a texto completo en http://www.liberlex.com/archivos/dcho-inutil.pdf).

En el artículo de F. Laporta se denuncia que "parecemos estar asistiendo a un incremento de prescripciones legales y admoniciones públicas que tienen algo de baladronadas jurídicas, porque no van a poder hacerse cumplir ... Sí, en España se legisla rematadamente mal. Tras más de 15 años ocupándome de la ley y su impacto social creo poder afirmar que se está tornando poco a poco una herramienta normativa testimonial e inútil"

Afirma F. Laporta que: "En el proceso de elaboración de las leyes aparecen siempre demagogias, presiones, ideas encontradas, intereses en conflicto, problemas de encaje en el ordenamiento, condicionamientos formales y materiales, y muchos otros inconvenientes. Pero por eso mismo es preciso reconducir en algún momento ese proceso hacia alguna institución solvente que ponga orden en el proyecto y trate de salvar las dificultades. Nosotros, lamento decirlo, carecemos de esa institución. Porque las Cortes Generales no se ocupan de tales cosas"...

Repsol, mejor el Estado que Lukoil (Miguel Boyer Salvador, en El País, 28 de noviembre de 2008).

Considerando el peso de Repsol en el mercado español de hidrocarburos líquidos, butano y su control en Gas Natural, Miguel Boyer defiende en un artículo de Opinión en el País la vuelta de la participación pública en Repsol, recordando que en Francia e Italia existe presencia estatal en empresas similares. En este sentido argumenta que la posible adquisición por parte de una empresa extranjera de un paquete de acciones con peso decisivo para la gestión de Repsol es negativa para los intereses de la industria española. Particularmente, considera que sería un error permitir que Lukoil tomara el control sobre Repsol a un precio muy bajo (la cotización actual en Bolsa de Repsol se explica por la coyuntura); máxime si esta adquisición se produce para solucionar un grave problema de endeudamiento del accionista principal de Repsol -Sacyr Vallehermoso-, un hecho ajeno a la estructura de la propia Repsol.

La financiación y una ópera de Donizetti (Francisco Sosa Wagner, en El Mundo, 30 de enero de 2009)

La financiación y una ópera de Donizetti (Francisco Sosa Wagner, en El Mundo, 30 de enero de 2009)

Señala el autor que nuestro genio organizativo carece de fronteras que puedan apreciarse a simple vista. Esta observación, dice, se constata con el sistema que estamos inventando para la reforma de la financiación de las comunidades autónomas. “Hasta ahora, los Estados federales habían ensayado y practicado diversos modelos, pero tan original como La financiación y una ópera de Donizetti el nuestro no existe ejemplo en el Derecho comparado”.

Con esta introducción se refiere Francisco Sosa Wagner al ir y venir de los presidentes autonómicos al Palacio de la Moncloa y a la generosidad del presidente del Gobierno, que recuerda, por querer contentar a todos, “a la magnífica figura de Dulcamara de la ópera de Donizetti L´elisir d´amore, que contaba con un elixir para cada avería como ahora hay un fondo para cada necesidad”. Leer más

Ante esta situación, subraya F. Sosa Wagner el proceso llevado a cabo en Alemania, donde en el verano de 2006 el Parlamento federal alemán estuvo en condiciones de aprobar una nueva versión de parte de la Constitución de 1949 –“el retoque de unos cuantos artículos de la Constitución federal que allí todos acatan y cumplen”- destinada a modernizar un sistema federal que hacía agua por muchos costados. Y cuenta, por si puede servir de algo, lo que está ocurriendo en estos momentos en Alemania, donde “el derecho tributario es competencia de la Federación; los Lander, en asuntos que les afectan, codeciden, pero en general hay pocos impuestos -y no muy relevantes, la segunda vivienda, por ejemplo-, que éstos pueden establecer autónomamente. El impuesto de la renta se reparte entre la Federación, los Lander y los municipios; los ingresos por el valor añadido, por su parte, se los llevan la Federación y los Lander”. 

Está en funcionamiento una comisión, conocida como Föderalismuskommission II, que se ocupa de la financiación de los Lander. Dice F. Sosa Wagner que hay conflictos cuando la Federación aprueba leyes cuyas consecuencias financieras soportan los Lander o los municipios: una previsión federal, verbigracia, respecto a las plazas de guardería infantil. En este caso, señala, a partir de ahí, son los Lander los que han de prestar el apoyo económico a los municipios que las gestionan. También reconoce que “se dan otros muchos casos que convierten a estas formas mixtas de ejercicio de competencias y de financiación en ejemplos de prácticas burocráticas poco eficaces, que, además, desdibujan las responsabilidades políticas y limitan el control democrático”.

 Pero en este sistema, “para garantizar el equilibrio interterritorial, se reparten cada año 30.000 millones entre cinco Lander ricos y 11 pobres”. Son cantidades –advierte- destinadas a compensar a los más desfavorecidos pues la Constitución obliga a los poderes públicos a asegurar a todos los alemanes unas iguales condiciones de vida. Hay argumentos que nos suenan: “Los Lander que pagan se consideran castigados y, al final, en peores condiciones que los que reciben, lo que conduce a que también, por esta vía, se haga borrosa la responsabilidad de las autoridades de tales Lander”. Hay otros problemas que están siendo examinados por el Tribunal Constitucional de Karlsruhe, como el que se refiere al endeudamiento. Más parecidos con la situación española: afirma F. Sosa que hay diversas propuestas sobre la mesa para resolver todo este embrollo… Los Lander han adquirido mucho poder político porque los sucesivos gobiernos federales han dependido de ellos en el Bundesrat para aprobar sus leyes.

Por eso, dice F. Sosa, de lo que se trata con la reforma I y con esta II es limitar ese poder para conjurar el peligro de que el Estado alemán, privado de mecanismos eficaces para garantizar la unidad y la solidaridad, se convierta en una simple agregación de Lander. Apunta también que hay una III Comisión en el horizonte que se ocuparía de la disminución del número de Lander, “porque se estima que 16 son demasiados y que muchos de ellos carecen de la pertinente consistencia poblacional y económica”. Al final, afirma, “quedarían alrededor de seis para los 80 millones largos de habitantes de la República Federal Alemana”. Son problemas de difícil solución, pero se abordan. Quizá por eso se pregunta el autor para qué se habrá molestado en escribir dicho artículo “porque, bien mirado, ¿qué tenemos que ver nosotros con los alemanes?”

El Estado, caja de socorros (Francisco Sosa Wagner, en El Mundo, 18 de noviembre de 2008).

El Estado, caja de socorros (Francisco Sosa Wagner, en El Mundo, 18 de noviembre de 2008).

 En una situación de crisis que nos está vapuleando a todos, Francisco Sosa Wagner reflexiona, e invita a los demás a hacerlo, sobre nuestras estructuras políticas y administrativas, así como sobre su relación con algunas instituciones públicas y privadas (el Estado, los bancos, las grandes empresas de sectores clave de la economía, los partidos políticos… ¡Ahí es nada! dice Sosa Wagner).

Su escrito es un verdadero artículo de opinión, cosa que no se puede decir de otros que se publican como tales. Se podrán compartir o no las reflexiones del autor, pero éste transmite un mensaje claro, razonado y redactado con envidiable literatura (repárese en el perfecto dominio del castellano y el uso de palabras olvidadas). De la vieja concepción del Estado, como advierte el autor, poco queda; hay un proceso de transformación tan extraordinario que las grandes decisiones que nos afectan a todos no se toman aisladamente por cada Estado, sino que son fruto de pactos internacionales. Por eso llama la atención el autor sobre visiones caducas, nacionalismos miopes y federalismos mal entendidos. Leer más

 Del citado artículo extractamos lo siguiente:

… La aparición en el espacio europeo de unos pueblos venidos de todos los continentes está convirtiendo a la nacionalidad en algo contingente… Es más: no resulta aventurado sostener que se está formando un pueblo europeo, aunque se trata de un proceso lleno de incógnitas y de complejos meandros, forzosamente lento: tan lento como por cierto fue históricamente el proceso de creación del pueblo español o del pueblo alemán, que no surgieron en un rato perdido de la Historia.

En fin, del poder concebido como instancia con voluntad soberana, superior, única en el territorio, ¿qué queda? Hoy en día, a tal voluntad no se llega sino a través de pactos con otros Estados…

Pero el Estado es como la materia en la física: ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Agónico el Estado nacional tradicional, es preciso proclamar bien alto un ¡viva el Estado!. Porque el Estado no puede convertirse en un ser fantasmal y melancólico que vague sus soledades por los espacios. Antes al contrario, se necesita un poder fuerte y democráticamente organizado que legitime decisiones y medidas que afectan a millones de ciudadanos…

Esto es lo que hacen en estos días los Estados europeos -o el estadounidense-: aparcadas las recetas neoliberales que han pretendido someterlo a una inflexible cura de adelgazamiento, se presentan de nuevo en el escenario luciendo su energía, formidable y ordenadora. Todos se han vuelto hacia él pidiéndole una caridad, la mano amiga que nos ayude a atravesar el río crecido y en ejarbe.

…Este es el modelo que, a trancas y barrancas, con todas las dificultades imaginables, nos ofrece la construcción europea en la que es obligado creer y en la que es obligado avanzar para erigir esa Europa cosmopolita que nos libere de la miopía nacional. Es -como he explicado en algún lugar- la Europa de un poeta como Schiller, autor del Himno de Europa (A la alegría de la Novena de Beethoven) y que utilizó Alemania para su Wallenstein, Francia para La doncella de Orleans, Suiza para Guillermo Tell e incluso España para su Don Carlos.

Precisamente esta crisis nos ha puesto de manifiesto de manera expresiva la exactitud del discurso que vengo sosteniendo. No habrá más forma de organizarse en el futuro, para dar respuesta a las secuelas que las circunstancias actuales dejarán en nuestras pieles, que abandonando la ciencia zombi de la mirada nacional. Pues el gran poder económico, tanto el de las instituciones públicas como el propio de los grandes conglomerados privados, que antaño se ejercía sobre un territorio acotado, tiene hoy como signo distintivo el hecho de independizarse de lugares concretos, es decir, moverse en un marco de extraterritorialidad, que es su arma formidable.

Pero al mismo tiempo descubrimos la enorme dependencia de las instituciones públicas, con poderes de ejecutividad y de coerción en parte cuestionados, de las poderosas instituciones privadas y, en especial, de unos institutos de crédito, que, al entregarles todos nosotros nuestras nóminas, nos atrapan en un abrazo tan ceñido que quedamos uncidos a su suerte: gozosa si es buena; desventurada si es aciaga. No parece haber escapatoria. El Estado, caja de socorros.

A todo ello hay que añadir, para complicar la maraña, la dependencia de los partidos políticos de esos mismos bancos a los que deben sumas ingentes de dinero. Un cierto escalofrío recorre el cuerpo cuando pensamos en esta realidad estremecedora…

Se comprenderá, a la vista de este nuevo panorama, cuán viejos se nos ha quedado la hucha de conceptos en la derecha y en la izquierda. Como ha escrito Víctor Pérez Díaz en su última y magnífica obra -El malestar de la democracia-, “no es que en cada momento y lugar no haya diferencias; sino que izquierda y derecha, en general, aspiran a una definición y a una determinación unívocas que unifiquen su trayectoria en el largo plazo; y es esa la determinación que falta o, cuando no falta, es vacua”.

Y se comprenderá, asimismo, con cuánta caspa se nos aparece ahora toda la teoría de las “competencias blindadas” de Estatutos como los de Cataluña, Andalucía, etcétera. Por cierto, cuando se trata de engrasar el sistema financiero, ¿dónde están esas comunidades autónomas que tanto brío suelen poner a la hora de instalar la mesa petitoria? Porque debe saberse que en Alemania los Länder han sido llamados a pasar por caja. Así se las gasta el federalismo serio. Por aquí gastamos un federalismo que “facie a todas guisas tuerto e falsedat”, que diría el abuelo Gonzalo de Berceo.

La vida es sueño (Fernando García de Cortázar, en ABC, La Tercera, 14 de diciembre de 2008)

Siempre hay quien quiere que las cosas sean blancas o negras, sin incertidumbres, sin matices. Siempre hay aficionados a sustituir los puntos de vista de una época pasada -los únicos válidos para captar y comprender al autor y su obra- por los actuales parámetros morales… Nuestro tiempo, que reduce la vida y la cultura a la política y la política a la propaganda, se contenta muchas veces, muy de acuerdo con el nivel moral que lo distingue, con juicios de este tipo. Tratemos de saber si Marco Aurelio, Dante, Erasmo, Montaigne, Cervantes o Goethe, eran de izquierda o derecha. La estupidez de tan elemental clasificación salta a la vista.

Bolonia y los estudios del Derecho (F. Sosa Wagner; El Mundo, 16 de diciembre de 2008)

…esta dimensión de la reforma nada tiene que ver con la entrega del diseño de las titulaciones y de los planes a las más de cincuenta Facultades españolas, es decir, a sus profesores y catedráticos y a sus descoloridos órganos de gobierno… Se suprimen asignaturas, se aumentan o se reducen horas lectivas en cambalaches de pasillos y en trueques de favores o en intercambio de venganzas. Así estamos y es bueno que lo sepan quienes me lean y viven al margen de este zoco.

Francisco Sosa Wagner denuncia el desaguisado (o quizá el “guiso”) que se está produciendo en la reforma de los planes de estudios de Derecho con el pretexto de las directrices de Bolonia y ello con el “silencio ominoso del Ministerio de Justicia y de los colegios profesionales, de abogados, de notarios etc., así como de las asociaciones de jueces y magistrados”.

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