No es la primera vez que el autor denuncia el excesivo poder de quienes detentan el control de los partidos políticos y el encadenamiento de las urnas a normas que no satisfacen al electorado. El autor señala que se ha roto la conexión con una sociedad que exige solidaridad, comprensión, independencia, autocrítica, sin represalias ni vetos que denuncian incapacidad ética y moral para ocupar puestos que corresponde a quienes poseen el carisma de servidores y administradores de lo público…