Ignacio Sotelo examina en términos de oportunidad el llamado proceso de Bolonia, y expone en este sentido (considerando los objetivos de movilidad, flexibilidad, formación durante al menos un semestre en universidades extranjeras, etc.) que tal vez haya que admitirlo como mal menor ante el estado que presenta la Universidad española. De su artículo extraemos lo siguiente:
“He criticado el llamado proceso de Bolonia en sus distintas fases, pero hoy tengo que reconocer que tal vez no haya otro remedio que admitirlo como mal menor. Y no porque los argumentos que aducía en el pasado no me sigan pareciendo válidos, sino porque ante la situación calamitosa en que se encuentra la Universidad, degradarla a mera escuela profesional tal vez sea la única manera de salir del atolladero... Convertir la Universidad en escuela profesional puede ser la única salida al atolladero…
Una buena parte de la crítica al proceso de Bolonia parece bien fundada, pero ¿resulta también oportuna? Me ha empujado a una respuesta negativa el hecho de que los Gobiernos hayan dejado fuera a las universidades, convencidos, como he terminado por estarlo también yo, de que desde dentro y por su propia iniciativa son irreformables... Las universidades en general quieren continuar como están, y lo único que demandan es más dinero...