Comer de todo en todas las épocas del año es casi un milagro. El florecimiento del comercio internacional y los grandes medios de transporte nos lo permiten. Usted puede comer en verano kiwi de Nueva Zelanda,mandarina de Sudáfrica, pera conferencia de Holanda, piña de Costa Rica y así un largo etc. La despensa de nuestros padres no llegó a conocer este lujo. Pero se reflexiona poco sobre el coste medioambiental que tiene transportar estos alimentos a miles de kilómetros desde su lugar de origen. No vendría mal apostar por los alimentos de proximidad aunque la variedad fuese menor.